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(Extracto) Enlace original:
desarrollo/el-efecto-mozart-
musica-para-bebes-ii
Autora: Eva Paris
Efecto Mozart versus musicoterapia
Independientemente de la validez que se dé al estudio de los diez minutos sobre el efecto Mozart, la musicoterapia, de la que hemos hablado en diversas ocasiones en relación al embarazo, parte o salud infantil, sí parece tener un efecto beneficioso.
La música sinfónica e instrumental se utiliza en salas de hospitales, ante intervenciones quirúrgicas, en bibliotecas y en otros ambientes, buscando según los casos, la relajación, la concentración, la memorización, la creatividad, el análisis…
Se ha comprobado que la música activa la corteza auditiva y zonas asociadas con la emoción, así como las áreas del cerebro vinculadas con la coordinación motora fina, la visión y procesos superiores del pensamiento.
Conclusiones sobre el efecto Mozart
Como hemos visto, pese a los intentos fallidos de demostrar el incremento de capacidad cognitiva, faltó tiempo para que este efecto Mozart se popularizara y surgieran avezados empresarios para aprovecharse del filón, libros, o los CDs de música para bebés, Baby Mozart.
En Estados Unidos hasta se destinaron presupuestos públicos para que cada recién nacido tuviera su CD de música clásica (concretamente, en Georgia). Los mismos autores de los estudios que aseguraban en 1993 que la inteligencia de los que escuchaban a Mozart aumentaba, pensaron que sería mejor destinar ese dinero a programas de educación musical.
Yo no dudo de los beneficios de escuchar música clásica (de Mozart o de cualquier otro compositor que nos agrade), aunque me cuesta creer que nos haga más inteligentes. Otra cosa es que consiga “aclararnos la mente” gracias al efecto relajante que puede producir.
Respecto a los bebés, la estimulación temprana mediante música clásica no va a crear potenciales inexistentes, o forzar el ritmo de aprendizaje, pero sí podría ayudar a reconocer e impulsar el potencial que haya en cada niño o niña. Estimular a los bebés, ya sea auditivamente o de modo visual, táctil… puede potenciar sus capacidades motrices, su coordinación, el lenguaje y la socialización.
Tampoco estoy diciendo nada nuevo. Ya nos hicimos eco aquí de algún estudio que señalaba que escuchar Mozart (o Baby Einstein) no hace a los bebés más inteligentes, y también de otro que afirmaba que para determinados rendimientos cognitivos escuchar palabras es mejor que escuchar música.
Pero, como digo, lo que sí pienso es que podemos aprovechar que los bebés tienen oído para la música clásica, y aprovecharla, junto a otros muchos estímulos, para su crecimiento físico, intelectual y emocional.
Sabemos que dejar su desarrollo en manos de un CD, unos dibujos animados o de un método concreto no tiene sentido, por mucho que nos hayan hablado del efecto Mozart para hacer bebés más inteligentes.
EL EFECTO MOZART (II)
Artículo extraido de : bebesymas.com